Las mujeres son las verdaderas protagonistas de este libro, aunque no están excluidos los hombres, con quienes comparten “la dignidad humana”, como dice el autor. Desde las hipersexuales de la Roma imperial, como la emperatriz Mesalina, que se embarcaba en bacanales con su insaciable voracidad sexual, pasando por Margarita de Valois, reina de Francia y de Navarra, quien les daba a sus amantes afrodisíacos elaborados a base de testículos de macho cabrío y polvo de pelo de perro blanco con semen de cocodrilo, hasta Catalina de Médicis, que usaba extrañas cataplasmas elaboradas con hierbas y ciervo pulverizado para remediar su esterilidad durante la década en que no logró tener un embarazo. En cuestión de partos hay que nombrar a Carolina de Nápoles, que tuvo a su hijo en presencia de numerosos testigos, como era normativo en la época, por lo que el heredero al trono murió a las pocas horas de nacido, al parecer debido a la asfixia causada por exceso de gente en la habitación. En la obra también se habla sobre el primer parto con “anestesia” que experimentó una mujer narcotizada con éter en 1847, cuando muchos médicos despreciaban este procedimiento, o sobre la primera cesárea documentada, practicada en una embarazada viva en 1540 en Italia. En este libro se rescatan anécdotas y relatos acerca de la fisiología de la mujer —la fecundación, el embarazo, el parto, la lactancia, los problemas ginecológicos, temas que el autor conoce bien por su especialización médica—, y se muestra cómo los hilos de la vida femenina han tejido la trama de la existencia de grandes personajes en la historia de la humanidad. El libro es un divertimento de hechos curiosos contados con gran sentido del humor.