Un libro con una propuesta sencilla: busca un océano, mar o lago cerca, y disfruta de los beneficios para tu mente y cuerpo
El contacto con aguas frías contribuye a mejorar nuestra salud y estado de ánimo. En un mundo estresado, plagado de tecnología y celeridad, tener contacto con la naturaleza nos proporciona un estado de calma preciso. La natación en invierno no sólo es buena para la mente, también lo es para el cuerpo: la circulación sanguínea, el corazón, los pulmones y la piel, así como el sistema inmunológico y nuestro metabolismo, se benefician de ella. Incluso se puede perder algo de peso.
Susanna Søberg es una científica danesa que cuenta con un doctorado en Ciencias Médicas y de la Salud de la Universidad de Copenhague, con especialidad en grasa parda e inmersión en aguas frías. Trabaja diseñando, planificando y gestionando estudios clínicos especializados en obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, tejido adiposo blanco y tejido adiposo pardo.
A partir de su propia experiencia como bañista invernal y de sus ...
Leer másNuestro sedentario y cómodo estilo de vida carece de los factores físicos estresantes con que convivían nuestros antepasados. Bañarse en aguas frías o buscar comida en un clima muy caluroso implicaban una actividad física y cambios a corto plazo de la temperatura corporal, activando el sistema nervioso central con frecuencia y garantizando el equilibrio mental y físico. Hoy, en cambio, debemos decidir renunciar a nuestra comodidad para conseguir ese equilibrio.
Susanna Søberg te invita a acompañarla en un viaje del siglo IV a. C. hasta nuestros días, desde que se recogieron las primeras observaciones sobre el agua fría y la salud hasta los últimos descubrimientos científicos sobre sus efectos en el cuerpo humano. Un viaje a través del tiempo y de la geografía que recorre las épocas y los lugares del planeta en los que ha habido y hay bañistas invernales.
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